viernes, 1 de mayo de 2009

Desdén-Leopoldo Lugones


Si tan solo una caricia

de tus ojos consiguiera,

precio digno de tal gloria

la vida me pareciera.

Si con mortal puñalada

tu rencor me hiriese un día,

por padecer de tu mano

contento sucumbiría.

Pero lo que de seguro

va a darme muerte angustiada

es que para mí no seas

caricia ni puñalada.

No hay comentarios: